7.3.08

inventando



imagina un mundo sin lápices, sin bolígrafos, sin plumas ni tizas.

imagino, y añado el papel a las ausencias: entonces me tumbaría al sol y me dedicaría a la lectura en el minúsculo y apartado rincón que comparto a ratos con mi perra tras la llegada de la primavera. cada tanto refrescaría mi piel en las heladas aguas del río, me entretendría en perseguir los cantos de las aves entre las ramas, o espiaría la vida (ajena) de la araña y las dos libélulas que lo frecuentan. pero no, sin papel no sirve. bien. en ese caso me tumbaría al sol, sin leer. a coleccionar pensamientos. tampoco. demasiado frío y viento estos días. la cosa se complica. puede entonces que finalmente me dedicase a descifrar los jeroglíficos movimientos de las llamas tras el cristal de la chimenea. o que acabara lanzando al mar sonoros mensajes atrapados en una botella. sí, definitivamente me quedo con la botella: posar las manos alrededor de los labios, soplar un murmullo, una nota, un susurro, una voz, un grito, un eco. anudar veloz el corcho y... voilà: mi voz, expandida y apretada contra las paredes del cristal surcando mansamente los océanos de la luna hasta alcanzar un lugar más acá, o más allá quien sabe, de las estrellas. sencillo.